MAÍZ TRANSGENICO
MAÍZ TRANSGENICO
Es muy probable que usted haya comido maíz transgénico si vive en México. El que es uno los debates más álgidos en torno a alimentación, biotecnología y salubridad no solo en el país, sino en el mundo, adquiere nuevos matices cuando nos enteramos que la gran mayoría de maíz en México está contiene transgenes, aunque no esté permitido el cultivo de maíz transgénico.
El problema está en que los consumidores no tenemos forma de saber en cuáles productos hay presencia de transgenes, puesto que en México, a diferencia de otros países en donde el uso de cultivos transgénicos se ha normalizado, no hay una legislación por la que los productos con transgenes deban indicarlo en su empaque, a fin de que el consumidor sepa con claridad que se lleva a la boca.
¿Qué es mentira y qué es verdad sobre los transgénicos?
El tema de los transgénicos lleva siendo objeto de una gigantesca discusión entre científicos, organizaciones y hasta países enteros. En la comunidad científica han habido desde señalamientos de científicos asociados con trasnacionales en caso de que sus hallazgos apuntalen a la inocuidad de los transgénicos; y del otro lado, se ha tachado de ignorantes y conservadores a los académicos que se han manifestado ferreamente en contra del cultivo de organismos genéticamente modificados.
Greenpeace por ejemplo enarbola el frente más anti transgénico, pues argumenta que las consecuencias de su uso son potencialmente dañinas para el ambiente y para la salud humana. Hace un par de años, más de 130 premios Nobel iniciaron una campaña para conminar a Greenpeace a "reconocer los hallazgos científicos, y abandonar la postura anti organismos genéticamente modificados".
Una gran parte de estos hallazgos se concentra en un meta análisispublicado en febrero de este mismo año en la revista Nature, que cubre los resultados de investigaciones hechas de 1996 a 2006. Ahí no solo se da cuenta de que hasta el momento no existe una fehaciente correlación entre transgénicos y afectaciones a la salud humana, sino que se confirma el incremento de la producción de cultivos, puesto que son más resistentes a plaguicidas y herbicidas.
Sin embargo, también está el debate del glifosato, un pesticida que al usarse para proteger al maíz de insectos y plagas, potencia su producción. El problema es que el maíz convencional es altamente susceptible a él, mientras que una de las mayores ventajas de transgénico es su resistencia al químico. La misma Organización Mundial de la Salud le ha ubicadocomo "posiblemente cancerígeno", y, justo encima de él, está la ocupación de ser barbero (no es broma).
En contraste, en 2015 un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación la Agricultura (FAO), reconoce al Glifosato como una sustancia para la que no hay evidencia de que tenga efectos cancerígenos en humanos.
"Puede concluirse que el ingrediente activo no exhibe un riesgo mutagénico para los humanos. También se debe tener en cuenta que no hay evidencia de efectos cancerígenos en humanos, aunque los productos de glifosato han estado en uso mundial desde hace muchos años"FAO
La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos también se ha manifestado a través de un informe, en el que desacredita cualquier vínculo entre transgénicos y daños a la salud, aunque sí contempla la evidencia de contagio de transgenes entre cultivos ante medidas adecuadas de seguridad en la gestión de los cultivos.
En México hay tanto académicos que defienden la no inocuidad de los cultivos transgénicos, así como los que hacen un llamado a "no satanizar" el uso de vegetales transgénicos y fomentar el "ponderar las alternativas".
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